Bibliografía 1
Cirugía
Abdominal: APENDICITIS
Estos son
algunos de los datos generales que debemos conocer.
1. Cuadro
clínico es el dolor periumbilical que migra al cuadrante inferior derecho del
abdomen.
2. El
punto de McBurney: Se localiza entre la espina iliaca antero-superior y el
ombligo.
3. Los
hallazgos típicos de laboratorio de un paciente con apendicitis son: Cuenta
leucocitaria- 12 000 a 14 000// análisis de orina negativo (no hay
leucocitos)// prueba de embarazo negativa.
4. Los
planos que nos podemos encontrar al exponer el apéndice a través de una
incisión son la piel, grasa subcutánea, aponeurosis del músculo oblicuo externo
e interno, y músculo transverso y peritoneo.
5. El
aporte sanguíneo del apéndice y el hemicolon derecho proviene de las arterias
ileocólica y cólica derecha.
6. El
riesgo que implica la cirugía de apendicitis:
Apéndice
no perforado---- Mortalidad menos de
0.1%
Apéndice
perforado--------- Mortalidad hasta del
5%
7. Grupos
de pacientes de mayor riesgo de apendicitis perforada: A. Pacientes muy jóvenes
(menores de dos años)// B. Pacientes ancianos (mayores de 70 años) cuya
inervación abdominal está disminuida y se presenta tarde a la consulta// C.
Pacientes diabéticos, que también se presentan tarde a causa de una nefropatía
visceral// D. Pacientes con esteroides (debido a que enmascaran todo).
8. Es
importante el papel del ultrasonido en el diagnóstico de la apendicitis aguda.
9. Hoy
en día la apendicectomía laparoscópica está sustituyendo en algunos casos al
abordaje abierto tradicional. El apéndice normal puede extirparse con facilidad
y seguridad a través de un laparoscopio, pero en el caos de un apéndice
inflamado o perforado esto es más difícil.
10. Un
“gusano blanco” es lo que se refiere normalmente a un apéndice normal.
11. La
diverticulitis crónica puede enmascararse como
apendicitis. El apéndice es sólo un divertículo fecal grande, por lo
tanto, tiene sentido que se vean, actúen y huelan de forma similar.
12. La
enfermedad de Cronh tiene en su cuadro clínico típico la apendicitis. Esta
enfermedad es una inflamación de la porción distal del íleon y por lo tanto es
correcto extirpar el apéndice en estos pacientes, excepto cuando afecta al
ciego.
13. También
se posible confundir la apendicitis con un absceso tubo ovárico. Y la
enfermedad pélvica inflamatoria puede presentar un cuando igual al de la
apendicitis, excepto por un signo de “candelabro” positivo que se comprueba
durante la exploración pélvica.
14. El
60% de los tumores carcinoides se encuentran en el apéndice. Un tumor
carcinoide obstructivo puede ocasionar apendicitis. La mayoría de estas
neoplasias son pequeñas y benignas. La sola apendicectomía es un tratamiento
efectivo. Un tumor carcinoide más grande en la base del apéndice debe
considerarse maligno.
15. En
ocasiones también puede confundirse la apendicitis con colecistitis aguda.
Ambas entidades reflejan una inflamación aguda, localizada o intraperitoneal.
La principal diferencia puede ser tan sólo el dolor en el cuadrante superior
derecho contra el cuadrante inferior derecho, respectivamente.
BIBLIOGRAFIA:
Alden, H. Ernest, E. Cirugía abdominal:
Apendicitis. En: Alden, H, director. Secretos de la cirugía de Abernathy. 3ª
Edición. México: McGraw-Hill Interamericana; 2000. P. 135-138.
Bibliografía 2
ENFEMRERIA
MEDICO QUIRURGICA I
Recuerdo anatómico: El apéndice se encuentra en la cara
posterior del ciego, alrededor de 3 centms por debajo de la válvula ileocecal. Su
irrigación se realiza a través de la arteria apendicular (rama de la arteria ileocecal).
De esta arteria de depende toda la irrigación de este órgano, por lo que sus
trombosis, en el curso de de una apendicitis aguda, provoca su gangrena y
perforación. El drenaje venoso termina en la vena porta, lo que explica que una
apendicitis aguda pueda ocasionar una pileflebitis (tromboflebitis portal).
Incidencia:
La AA es la causa más frecuente de abdomen agudo quirúrgico, y la apendicetomía
la intervención quirúrgica más frecuente dentro de la cirugía del abdomen.
Etiopatogenia: Se distinguen dos tipos de procesos, por un
lado apendicitis catarral (debido a la invasión bacteriana del tejido linfoide
dentro de la pared apendicular) y por otro lado tenemos la apendicitis
obstructiva (acumulación de secreción mucosa del apéndice y posterior proliferación
bacteriana, con inflamación, trombosis y formación de gangrena).
Clasificación: Cuatro estadios de la AA:*Apendicitis
catarral: hiperemia y edema de la mucosa. *Apendicitis fibrinosa: Inflamación
que afecta a todas las capas, con exudado fibrinoso. *Apendicitis purulenta:
Exudado purulento en la luz apendicular.
*Apendicitis gangrenosa. Segunda clasificación: apendicitis aguda sin
perforación y con perforación (incluye apendicitis con peritonitis y absceso
local).
MANIFESTACIONES CLINICAS: El diagnóstico de apendicitis aguda debe
basarse fundamentalmente en la clínica, siendo secundarios los estudios
analíticos o radiológicos.
Lo más
habitual es que comienza con un dolor abdominal central, seguidos de náuseas y
vómitos, trasladándose posteriormente el dolor a la fosa iliaca derecha. Si el
proceso progresa, el dolor se extiende a todo el abdomen. El dolor inicial es
provocado por la distensión apendicular, y el dolor generalizado corresponde al
desarrollo de una peritonitis.
A las 6-8
horas de iniciarse el cuadro, suele haber fiebre, y que es acompañada de
moderada taquicardia. En la exploración física, a la palpación existe dolor y
defensa abdominal, generalmente en la fosa iliaca derecha. Si el proceso está
evolucionando, existe dolor a la descomposición (signo de Blumberg), por
irritación del peritoneo parietal. En la analítica sanguínea existe
leucocitosis, con desviación a la izquierda de la formula leucocitaria.
Casos complejos: Apendicitis en niños: Diagnóstico y
tratamiento en etapas muy avanzadas, debido a la dificultad diagnóstica y a la
poca capacidad defensiva, dada la escasez de grasa peritoneal y epiploica.
En ancianos:
Estadios más avanzados, debido al retraso diagnóstico, motivado por la escasa
sintomatología.
En el
embarazo: Durante el primer trimestre, las náuseas y vómitos pueden atribuirse
al embarazo, conforme progresa el embarazo, el apéndice se desplaza hacia
arriba y afuera.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL: Necesario para la exploración e
intervención quirúrgica.
Se establece
con los siguientes sucesos: *Otras causas digestivas del abdomen agudo (úlcera
péptica, colecistitis, gastroenteritis, diverticulitis de Merkel y adenitis).
*Abdomen agudo ginecológico. *Trastornos del tracto urinario. *Trastornos
torácicos.
TRATAMIENTO:
La AA es el
cuadro abdominal que con más frecuencia precisa de intervención quirúrgica. El
tratamiento es la apendicetomía. La intervención se inicia bajo cobertura antibiótica (metronidazol + aminoglucósidos).
Rasurado de abdomen y pubis tras haber lacado la piel. La incisión habitual es
la oblicua a la fosa iliaca derecha (punto de McBurney).
Si existen
perforación o gangrena, además de realizar limpieza de la fosa iliaca y de la
pelvis con lavados, la antibioterapia se continúa en el postoperatorio. En los
últimos años con el desarrollo de la cirugía laparoscópica, se realizan también
la apendicetomía laparoscópica. Por otra parte, respecto a la apendicetomía
abierta, parece ser que disminuye la frecuencia de complicaciones de la herida
quirúrgica.
Complicaciones postoperatorias:
1. Sépticas. En las apendicitis perforadas.
Disminuye su incidencia con la antibioterapia postoperatoria, así como mediante
la colocación de un drenaje subcutáneo o con el cierre primario diferido en los
casos con intensa contaminación operatoria. Complicaciones habituales: Absceso
(se manifiesta con dolor persisten y en aumento, fiebre y signos de inflamación
local).
2. Hemorragia: Puede producirse por el fallo de
una ligadura del mesoápendice o también
desde el moñón apendicular invertido hacia la luz del ciego. La analítica
sanguínea confirmará el descenso de hematocrito y hemoglobina
3. Fístula estercorácea. Fistula fecal. Suele
originarse por un absceso o porque existen un tumor en el ciego. Se manifiesta
por la salida de heces por la herida quirúrgica. EL tratamiento inicial es
mantener el orificio bien drenado para evitar que se deteriore.
Apendicitis crónica: Síndrome doloroso, poco intenso e
intermitente, localizado en la fosa iliaca derecha, tras haberse descartado
otras causas posibles para dicho síndrome.
BIBLIOGRAFIA:
Ellis, H.
Nathanson, L. Parrilla, P. Aguayo, J. Ramírez, P. Pera, C. Apendicitis. En:
Arias, Jaime. Aller, María Ángeles, coordinadores. Enfermería Médico-Quirúrgica
II. Madrid: Editorial Tébar; 2000. P. 84-88.
Bibliografía 3
INDICACIÓN Y UTILIDAD DE LA
ECOGRAFIA URGENTE EN LA SOSPECHA DE APENDITIS AGUDA
Este articulo informativo trata
de evaluar la utilidad de la ecografía abdominal en el diagnóstico de
apendicitis agudas, siendo la patología quirúrgica aguda abdominal más
frecuente. El estudio retrospectivo fue realizado entre enero y junio de 2004
en las consultas de urgencias por dolor abdominal indicativo de probable
abdomen agudo.
Los resultados obtenidos fueron
muy discordantes entre el diagnóstico ecográfico y el diagnóstico final. El
rendimiento global de la ecografía para el diagnóstico de apendicitis aguda se
tradujo en alta sensibilidad y especificidad.
Y la conclusión a la que permitió
llegar es que el rendimiento global de la ecografía abdominal en el diagnóstico
de apendicitis aguda en nuestro medio es aceptable (exactitud del 95%). Debido
a su accesibilidad y bajo coste es la prueba idónea para diagnósticos de
urgencias, sobre todo en casos dudosos. Su aportación hace que sea
imprescindible en el estudio de la apendicitis aguda, ya que facilita un gran
número de diagnósticos alternativos que hacen posible la toma de decisiones, y
disminuye de esta manera la tasa de laparotomías innecesarias.
DATOS A DESTACAR:
La AA se puede presentar en todas
las edades, aunque es más frecuente entre la 2ª y 3ª década de la vida, rara
vez se presenta en edades extremas aunque suele tener más complicaciones. De
manera global el riesgo de parecer apendicitis a lo largo de la vida es del 7%.
La mortalidad en casos no complicado es de 0.3%; aumenta de 1 a 3% con
complicaciones y de 5-15% en ancianos.
AA se debe a la infección
originada por un problema obstructivo, cuya causa principal es la hiperplasia
de los folículos linfoides submucosos, una segunda causa es por fecalito o
apendicolito, y por último por cuerpos extraños o muy rara vez por la presencia
de tumores apendiculares. El cuadro clínico se caracteriza por dolor localizado
en la fosa iliaca derecha (FID) acompañada de fiebre, nauseas y vómitos.
El principal problema clínico que
plantea actualmente la apendicitis es que su morbilidad posquirúrgica continua
siendo significativa (18%). Una demora diagnóstica y terapéutica conlleva a la
aparición de una apendicitis más grave ya que el riesgo de perforación aumenta.
En la actualidad se disponen de
medios diagnósticos por imagen muy precisos, cabe destacar la importancia de la
ecografía por su altísima fiabilidad y por ser la primera técnica de elección
en centros.
El diagnóstico de sospecha se
establece en base a la existencia de dolor en hemiabdomen inferior derecho y la
presencia de fiebre, leucocitos inferiores a 10 000 U/ml y el signo de Blumberg
(dolor tras descomposición abdominal).
La discusión que surge es que a
pesar de ser uno de los diagnósticos más frecuentes dentro de las urgencias
quirúrgicas, los AA continúan planteando serios problemas diagnósticos. El diagnóstico de AA se basa en la historia
clínica y la exploración física y posteriormente se realiza una radiografía de
tórax y abdomen y determinaciones analíticas de sangre.
La visualización de un apéndice
engrosado y no compresible es un signo de muy elevado valor predictivo, sin
embargo, la mayor dificultad en AA está en descartar la presencia de la misma.
Por tanto, es importante interpretar la ecografía en el contexto clínico del
paciente, en especial, en los casos de poco tiempo de evolución.
BIBLIOGRAFIA:
Pintado Garrido, R. Moya de la
Calle, M. Sánchez Ramón, S. Castro Villar, MA. Plaza Loma, S. Mendo González,
M. Indicación y utilidad de la ecografía urgente en la sospecha de apendicitis
aguda. Emergencias 2008; 20: 81-86.
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